La industria de la moda emite por año 1200 millones de toneladas de gases de efecto invernadero y su consumo ha aumentado un 400 % en los últimos 20 años. Implementar una producción ecoeficiente puede reducir la generación de residuos entre un 10 y un 20 %, según la Fundación Ellen MacArthur.
Muchas veces las prendas quedan en desuso porque pasan de moda: la obsolescencia programada es cada vez más corta. Es importante señalar que la sostenibilidad en la moda se relaciona con la cultura y con los hábitos de consumo. Por eso, a la hora de comprar, resulta importante informarnos, mirar las etiquetas e investigar.
En los últimos años nacieron iniciativas como Fashion Revolution, o Make Fashion Circular que en 2017 reunió a líderes y marcas de la industria de la moda con el objetivo de estimular la colaboración para crear una nueva economía textil, alineada con los principios de la economía circular.
Empresarios que dan el ejemplo
Hay modelos a seguir. Están aquellos que impregnan su filosofía de vida en la empresa y a ella se aferran. Stella McCartney, la hija de Paul, es una diseñadora comprometida con el planeta y eso se refleja en el manejo de su compañía. No solo investiga sobre el impacto de los materiales en el medio ambiente y en los animales, sino que también hace hincapié en las condiciones laborales. Pero quien marcó el camino en la década de 1960, sin dudas, fue Yvon Chouinard, fundador de Patagonia. Su protagonismo se debe a que fue uno de los primeros en desafiar la cultura del consumo y logró hacer compatibles los negocios con el medio ambiente y la conservación.
Toda una vida a favor de la naturaleza
Yvon Chouinard tiene 82 años. Es escalador, surfista, pescador, esquiador y amante de los deportes de riesgo, y, es el fundador y propietario de Patagonia, Inc.
Yvon comenzó vendiendo material de escalada a sus amigos; productos innovadores que él mismo adaptaba para que no dañaran el medio ambiente. Además, fabricaba instrumentos como pitones, empotradores, mosquetones. Este emprendimiento continuó creciendo y comenzaron a producir ropa de montaña.
El concepto de la marca siempre estuvo claro: prendas funcionales, duraderas y simples, diseños de calidad para condiciones climáticas duras. Su departamento textil investigaba para crear tejidos a base de materiales que ocasionen el mínimo impacto posible, como el cáñamo, el algodón orgánico o el poliéster y el nailon reciclados. Actualmente continúan innovando en tejidos, fibras recicladas, algodón de cultivos orgánicos, etc.
Yvon Chouinard con equipamiento para escalada de roca. Fotografía tomada por Tom Frost.
Diseño funcional y multifuncional
Un producto diseñado para una actividad puede ser perfectamente adecuado para otro propósito. Para Yvon los mejores productos son multifuncionales, por eso aconseja “fabricar menos estilos y diseñar mejor; comprar menos y mejor”.
Todo lo que fabrican debe estar diseñado para ser reparado fácilmente. Algunas de sus tiendas realizan las reparaciones y enseñan a sus clientes a hacerlo ellos mismos. También cuentan con un sistema de reciclaje de las prendas a cambio de un crédito.
Su cultura empresarial
Al dejar a un costado su vida aventurera y convertirse en un empresario, estableció “directrices” aplicables a cualquier proyecto o actividad. Así es como su trabajo gira en torno a una filosofía; ser fiel a uno mismo. Esto está implícito en Patagonia, la gente no compra lo que haces, sino el porqué lo haces.
Un emprendedor medioambiental
Yvon, en su maravilloso libro de memorias: Que mi gente vaya a hacer surf, dice que de lo que se sienten más orgullosos en Patagonia es de haber donado, desde 1985, setenta y nueve millones de dólares en dinero y material, en su mayor parte a pequeños grupos conservacionistas y activistas. Lo hicieron por medio de lo que llamaron un impuesto para la Tierra, comprometiéndose a dedicar un 1 % de sus ventas a la conservación y restauración del mundo natural. Luego, en 2001, junto con su amigo, el pescador de mosca Craig Mathews, fundó 1 % For The Planet, una alianza de empresas que aportan al menos el 1 por ciento de sus ventas anuales netas a organizaciones ambientalistas.
Equipo «Skunkworks» de Patagonia, fotografía de Tom Frost, 1969.