Disparadores en literatura

ideas escritura creativa

De todo se puede escribir, hay que abrir los ojos, estar atentos, observar lo que pasa alrededor y luego editar, borrar, agregar, y ver qué vale la pena contar de todo lo que escribimos.

Porque todos podemos “aprender” a escribir. Y aprender a escribir no es solo saber de gramática y de sintaxis es aprender a leer y interpretar y también a relacionar contenidos.

Lo importante para ser un escritor profesional es escribir cada día, lo que sea: la lista del supermercado, la lista de tareas, algo que nos acordemos, una conversación que escuchemos, la idea de una novela, etc. Pero tratemos de fijar en nuestra agenda un momento del día para escribir.

Para escribir literatura podemos pensar como disparadores el miedo, el deseo, el “qué pasaría si”, la capacidad de asombro, el absurdo, lo inesperado, los sueños (aunque es polémico ya que algunos escritores piensan que no sirven para nada los sueños), las conversaciones ajenas, las noticias, etc. 

Algunos ejercicios interesantes:

• Escribir «20 cosas que me sé sin buscar», cosas que sabés sin mirar Internet, libros, etc.

• Ir a una estación de subte/metro que no conozcas y escribir todo lo que ves.

• Escribir sobre tu peor trabajo.

• Agarrar un libro de ficción que te guste, ir a la página 29 y transcribir el primer párrafo. Después cambiarle cosas y usarlo para tu historia. Para elegir la página podés usar los dos últimos números del año de tu nacimiento.

• Usar los 5 sentidos: escribir en una página dejando espacios: vista, sonidos, olores, textura y sabores. Visitar un lugar y escribir en cada punto lo que se te ocurra. Me gusta pensar en la «magdalena de Proust», en cómo un estímulo sensorial como olor o sabor puede evocar recuerdos y emociones del pasado. Este concepto viene de la novela En busca del tiempo perdido de Marcel Proust.

• Elegir una canción y escribir los recuerdos que te trae. Por ejemplo, alguna de un mundial de fútbol.

• Escribir sobre un objeto especial, por ejemplo, tu primera máquina de escribir, tu primera mascota, etc.

• Escribir sobre calles que conoces, qué hay en cada una, por qué es especial, etc.

• 5 recuerdos, por ejemplo, 5 caballos que recuerdo de niña, 5 amigos de la infancia, etc.

• Comenzar con «No recuerdo» por ejemplo una carta que fue enviada o algo que no te acuerdes.

Crear nuestro Frankestein

A la hora de escribir es difícil huir de lo autobiográfico. Y sobre todo, de nuestra infancia. Una escritora famosa dijo que si viviste 19 años, ya tienes material para escribir toda la vida.

Para crear es útil hacer un Frankenstein, es decir, dar vida a un personaje con una mezcla de aquellos rasgos de gente que conocemos y nos llamaron la atención. También podemos utilizar este concepto para armar una historia con pedazos de ideas.

En ficción es recomendable hacer partícipe al lector, usar el humor y lo inesperado. Como define Pedro Mairal, “el factor perro”. Este concepto entiendo que inventado por Mairal me pareció súper útil y original. Lo escuché en una entrevista en “Aprender de Grandes”, el ciclo de Gerry Garbulsky. Pedro cuenta que en una parte de su novela La uruguaya el protagonista tenía pensada con todos detalles la cita con una chica: había elegido el restaurant, había reservado un cuarto en un hotel y la chica llega con un perro… ¡y chau plan! Es decir, tener presente siempre lo que le puede pasar a los protagonistas. Armar un esquema de una novela o un cuento y luego hacer que sucedan cosas inesperadas.

Así como es fundamental escribir y escribir, es también igual o más importante tener un espacio en nuestro día para leer, aunque sea unos minutos.

También, mientras estamos escribiendo ya sea ficción o no ficción, ciertos factores se nos acercan, se presentan, por ejemplo, lecturas que nos son de utilidad, aquellos libros que estaban hace años en nuestra biblioteca y ahora los vemos. Los libros nos esperan, sin dudas.